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  • ing. Nicolás Cuesta Quintero

¿Puede la ingeniería solucionar el problema de la corrupción en la adjudicación de licitaciones?


Pareciera que los colombianos vivimos la ley de Murphy mientras el primer mundo vive la ley de Moore, pero ante tanto discurso vacuo sobre la corrupción, me pregunté yo como ingeniero financiero qué puedo hacer para luchar contra esta plaga que afecta a mi país, en ese momento me di cuenta que uno de los procesos que los financieros hacemos a diario, como lo es la generación de números aleatorios, puede contribuir con la solución. Cabe aclarar que mi formación no es en sistemas, mucho menos en derecho, y en este sentido anticipo mis disculpas por el mal uso de ciertos términos.

¿Puede darse una audiencia de aclaraciones sin las partes contratantes? ¿puede el estado adjudicar obras sin saber quiénes son sus funcionarios públicos? ¿puede un computador gestionar este proceso?

Imagínese un país en el que se deben adjudicar diez contratos para la construcción de diez hospitales distintos. Para ello, el estado cuenta con 2 equipos de cuatro peritos para asegurarse que los contratistas tengan las capacidades técnicas, administrativas y financieras para cumplir con el contrato. ¿Sabe usted de cuántas maneras puede el estado asignar equipos a los diferentes contratos? Si su respuesta es cinco, déjeme decirle que está equivocado y que los dedos de la mano no le darán la solución: en total existen 1.024 formas de distribuir estos estudios en los dos grupos. Ahora bien, cada equipo cuenta con cuatro integrantes, de manera que, en realidad, los ocho evaluadores pueden ser distribuidos de 28.672 maneras en los procesos de evaluación. Pregúntese ahora cuántas licitaciones se hace por año en Colombia y de cuántas maneras se pueden crear grupos de evaluadores.

Hasta ahora realmente sólo he resuelto un problema de análisis combinatorio que bien le pudo caer en el ICFES, o en el ECAES, no es que sea mucha la diferencia, a decir verdad. Suponga ahora que una empresa X participa por una de estas licitaciones millonarias. Dicha empresa, como se encuentra en desventaja respecto a sus pares, decide sobornar a los peritos asociados a la licitación para que le sea adjudicada. Para ello presiona al gobernador de turno, pero encuentra un problema, y es que el implicado no sabe quién está llevando el proceso, de hecho, nadie en el país lo sabe, sólo los cuatro evaluadores elegidos. Del total de 8 peritos, la empresa soborna a 4 pensando en que con tres de ellos le basta para ganar la licitación. Como los elige al azar ya que no sabe quiénes votarán por su propuesta, la probabilidad de ganar la licitación será del 23% (curva azul).

Si bien esto parece bastante alto tenga en cuenta que se está suponiendo que la empresa soborna a la mitad de los funcionarios y que hay casi tantas licitaciones como evaluadores. Si se repite el cálculo suponiendo 10.000 evaluadores en Colombia, de los cuales la empresa se encuentra en capacidad de sobornar a 1.000 y solamente 10 votarán por la propuesta, la probabilidad de que 6 de los sobornados tengan voto es de alrededor de una en diez mil (curva naranja).

¿Y cómo lograr esto? Un computador, incluso una Tablet o hasta un celular, están en capacidad de asignar las licitaciones a los diferentes evaluadores, de manera aleatoria, y sin que nadie más que los peritos lo sepan, hasta el momento que el proceso llegue a su etapa de adjudicación. Claro está que se debería reformular la forma en que se realizan las fases de audiencia y resolución de preguntas, pero este artículo sólo pretende mostrar una idea, ser una semilla para la investigación y regulación del proceso, que permita atacar la corrupción en nuestro país.

Sobre el Autor:

Nicolas Cuesta Quintero, es estudiante de último semestre de Ingeniería Financiera de la Universidad de Medellín, destaca como jóven investigador con interés especial en valoración de activos de capital "Asset Pricing Theory".

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